Las programaciones didácticas son
instrumentos muy importantes para llevar a cabo la labor docente durante los
cursos académicos. El profesorado no solo rellena la programación con los
contenidos sino que en esta se incluye la concreción de los objetivos para cada
curso, actividades complementarias para los alumnos o extraescolares, todo lo
relacionado con la evaluación, y muchos otros elementos que no solo son una
guía para el docente, sino también para los alumnos que están cursando el
idioma.
El proceso educativo necesita de una previa
reflexión sobre el mismo antes de iniciar una clase. Es esta programación en la
que se va plasmando el resultado de la reflexión del docente sobre lo que va a
realizar durante el curso académico, concretando los objetivos generales para
luego ir profundizando en los recursos y la metodología que se va a emplear a
lo largo del año escolar. Decidir qué es lo que se va a establecer en la
programación exige de esa reflexión de la que hablábamos anteriormente, ya que
además de pensar en el curso que viene se debe también evaluar la eficacia de
la programación anteriormente empleada. Es decir, la evaluación continua y de
final de etapa no solo se emplea para medir los conocimientos adquiridos del
alumnado, sino que también se debe emplear con la acción docente y la
programación didáctica que se esté empleando, comprobando continuamente y
corrigiendo aquello que no esté ayudando a los estudiantes y a su vez
elaborando nuevos materiales y recursos si se da el caso. Comprobar que la
programación que se está usando funciona en el grupo es necesario para poder
descartar aquello que no ha servido y reutilizar lo que sí.
Algo con lo que deben
lidiar los profesores a la hora de elaborar las programaciones son los
contenidos y recursos que se van a utilizar. Estos dos elementos se encuentran
en continuo cambio, por lo que así como objetivos, evaluación y ciertos
contenidos sí son estáticos y es posible recurrir a ellos modificando pocos
detalles, el cambio generacional crea la necesidad de renovar el material y la
metodología de aprendizaje que se va a emplear con los alumnos. Es decir, que
en la actual Era Digital, muchos de los recursos y páginas que podamos
encontrar on-line pueden haber mejorado o desaparecido para el año siguiente, y
por otro lado, los contenidos pueden variar dependiendo de la motivación que
pueda tener la mayor parte del grupo para usar la lengua, sea laboral,
académica, de ocio, eso puede influir en la inclusión de unos contenidos que
persiguiendo los objetivos generales, puedan ayudar mejor a los estudiantes a
la hora de conseguir nivel. Todo esto puede ser muy positivo para los alumnos,
ya que al acercar a ellos los contenidos y los materiales podrán aprender con
situaciones y contextos que les son más cercanos, y por ende tendrán una mejor
perspectiva para saber cómo emplear sus conocimientos del idioma.
Ser profesor requiere un trabajo personal previo a la acción docente
que además se encuentra en continua revisión y cambio si la situación lo
requiere. El uso de una programación para controlar todo aquello que vamos a
introducir en el aula es una buena forma de saber cómo mantener la clase
activa, y a su vez, hacer partícipe a los alumnos en la evaluación de la misma
puede ayudarnos a descubrir elementos que no se corresponden con el nivel de
los alumnos o que tal vez sean poco adecuados para ayudarles. Por tanto, una
buena programación debería adaptarse tanto a los alumnos como al docente.
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