Aprender
una lengua extranjera supone dificultad distinta para cada persona. En ello
influye la motivación personal que pueda tener el estudiante, el lugar donde
estudia, el uso que vaya a darle a lo que aprenda, etc. Es decir, así como a
una academia o en una escuela oficial de idiomas se acude por un interés
personal que suele reunir estas condiciones, en la enseñanza secundaria
obligatoria el alumnado tiene impuesto el aprendizaje de una lengua extranjera,
le resulte útil e interesante o no.
En el
año 2013 se implantó por primera vez la Ley Orgánica para la Mejora de la
Calidad Educativa. En esta nueva legislación, los objetivos de la ESO para la
primera lengua extranjera pasaron a ser “comprender y expresarse en una o más
lenguas extranjeras de forma apropiada”, dándole así una mayor importancia
académica al aprendizaje de idiomas. Sin embargo, estos objetivos tienen una
ambigüedad que puede suscitar muchas opiniones sobre lo que se le exige a los
estudiantes. Dado que España es un país miembro de la Unión Europea, tal vez
deberían proponerse unos objetivos basados en el MCERL.
Un
aspecto que parece haberse omitido es el hecho de que el alumnado, tanto al que
está pasando por el cambio como el que lo hará en el futuro, llegará a la
secundaria con los conocimientos que haya adquirido en educación infantil. Modificando
la educación secundaria obligatoria no se está atajando el problema, sino que
se está evitando otro. Reformar los métodos de aprendizaje de idiomas en la
educación primaria y crear unos nuevos objetivos más competitivos podría
realmente crear una mejora la enseñanza de lenguas extranjeras en la ESO.
Por
otro lado, la metodología del aprendizaje por descubrimiento puede ser indicada
para ciertas materias, sin embargo, en el caso de los idiomas el aprendizaje
debe ser pautado hasta cierto punto, concretamente hasta haber alcanzado un
cierto nivel. Esto no quiere decir, desde luego, que el alumnado deba ser
pasivo, sino más bien que tanto el profesorado como el alumnado debe ser
activo, y conseguir que los estudiantes tengan una base a la que puedan apelar
en el futuro, ya que con frecuencia se cae en el círculo vicioso en el que cada
año se dan los mismos contenidos usando un programa que no se adapta a los
alumnos. Para que los alumnos tengan una cierta independencia del profesor,
deben tenerse unos criterios metodológicos que vayan más allá de lo que se
quiere evaluar en un presente. Para conseguirlo tal vez se debería actualizar
la información de los manuales de idioma que casi siempre presenta situaciones
y contextos anticuados, basados en intercambios efímeros y poco utilizables en
la realidad. Algo que siempre ha ayudado a los alumnos a aprender otros idiomas
y a mostrar interés por culturas extranjeras han sido las experiencias de
inmersión lingüística, en forma de viaje o de intercambio en una familia
nativa.
Lo que
está claro, es que esto es fundamental para ejercitar y mejorar el aprendizaje
de idiomas, así como por supuesto, para fomentar el conocimiento de otras
culturas. Por ello, los recortes en las becas de inmersión lingüística para los
jóvenes que todavía no están en la universidad, así como en los programas erasmus
y demás programas de intercambio para estudiantes universitarios son cosas que
deberían restaurarse y mejorarse. En el preámbulo de la LOMCE se reitera la
intención de favorecer que las generaciones futuras tengan una mejor situación
laboral, tal vez con esto confían en que la inmersión lingüística llegue en
algún momento durante la búsqueda de trabajo de sus jóvenes.
Referencias bibliográficas
on-line:
LOE y LOMCE: Lengua Extranjera. Visión general, Unir Revista.
El currículo en Primaria, ESO y Bachillerato, Ministerio de Educación.
http://www.mecd.gob.es/educacion-mecd/mc/lomce/el-curriculo/curriculo-primaria-eso-bachillerato.html
Marco Común Europeo
de Referencia para las Lenguas: Aprendizaje, enseñanza, evaluación, p.26, Instituto Cervantes. http://cvc.cervantes.es/ensenanza/biblioteca_ele/marco/cvc_mer.pdf
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