jueves, 24 de diciembre de 2015

Tema 2: El uso de las competencias transversales en las lenguas extranjeras



A día de hoy, la falta de un mercado laboral rico y prometedor los jóvenes estamos replanteándonos día a día la posibilidad de buscar trabajo en el extranjero como forma de ganar experiencia a la vez que practicar idiomas. Tanto “experiencia” como “idiomas” forman parte del conjunto de palabras clave en las exigencias para contratar a nuevos empleados en España.
En este contexto, se ha creado una nueva ley de educación, la LOMCE, que parece abordar esta cuestión y en el preámbulo reitera la necesidad que hay en España de una nueva ley educativa que reforme y renueve las anteriores metodologías para ahora lograr que los estudiantes lleguen a tener una esperanza laboral más positiva. Con este preámbulo, se puede llegar a la conclusión de que la LOMCE parece haber sido creada, entre otras cosas para combatir el desempleo en España que según se comenta en la introducción se debe  a la exigencia o necesidad de “formación de trabajadores y empresarios…una lacra que limita las posibilidades de movilidad social, cuando no conducen a la inasumible transmisión de la pobreza”[1], y en nada tiene que ver con las incongruencias del sistema de empleo español.

Uno de los elementos que introduce esta  ley es interesante y positivo porque podría desembocar en una renovación de los contenidos que hasta ahora, se  introducen todos los años en los libros de idiomas: las competencias transversales. Aunque parecen surgir más bajo la presencia de Europa (“Recomendación del parlamento Europeo y el Consejo del 18 de diciembre de 2006 sobre las competencias clave para el aprendizaje permanente”[2]), todas resultan interesantes y muy aprovechables en asignaturas por ejemplo de lengua extranjera (primera o segunda) en las que se pueden introducir con mayor holgura y en mayor número que en otras asignaturas, por ejemplo mostrando un vocabulario más específico y ampliado. Por ende, estas asignaturas deberían aprovecharse este cambio para empezar a enseñar la lengua extranjera en un contexto más real, ya que hasta ahora se ha enseñado siempre estando la materia rodeada de un halo de irrealidad en todos sus contenidos. Esto, al igual que los programas de metodología CLIL[3], de centros bilingües, podría ayudar a acercar la lengua a los alumnos desde una perspectiva diferente a la que se ha empleado ahora, una que puedan considerar más práctica y de mayor utilidad en un contexto de inmersión o de simple comunicación intercultural.
Por otro lado, la realidad es que aunque posiblemente habrá docentes que deseen aprovechar estos elementos al máximo, el mero hecho de que las competencias transversales se hayan incluido en las materias de la ESO no quiere decir que no dependa de cada docente el uso que le dé a las estas y, por tanto, que existan profesores que quieran mantener los mismos contenidos y hacer las modificaciones mínimas.
El mayor problema de esta legislación se encuentra en que, en el momento de la implantación de esta legislación, no se les dio un modelo a seguir a los docentes de forma que hubo grandes dificultades para adaptar la programación a la LOMCE. Con una mayor colaboración podría conseguirse una metodología que incluyese estas competencias transversales al mismo tiempo que contenidos que puedan resultar de mayor utilidad a nuestros alumnos, con el objetivo de que lo aprendido en el aula sea reutilizado fuera de ella.







[1] Apartado no. III
[2] Apartado no.  XIV
[3] Referencia a la entrada "Tema 6"

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